TAMBIÉN ES ENGREIDO DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES
Tío Bigote y/o ¿Pinocho?
Diré, sin medias tintas, que Enrique Cornejo, más conocido como
Tío Bigote, fijo sucesor del mudo Luis Castañeda Lossio el próximo año: miente,
miente, miente… para que algo quede en nuestra memoria. Lo hace, por supuesto,
sin intención fascista como la que movió al repudiable Joseph Goebbels cuando manejó
imagen y propaganda del fuhrer Adolfo Hitler que avergüenza a los alemanes
hasta hoy. Bigote sólo quiere deslindar con su ex partido.
Tío Bigote ha renunciado al PAP, alanismo corrupto y corruptor
muy, muy diferente al Apra de Víctor Raúl Haya de la Torre. Sus años de
militancia, sin embargo, no han sido en vano. Le han dado experiencia para decirle
no a la droga de poder y angurria que alienó al PAP cuando una gavilla disfrazada
de militantes estuvo dos veces en el gobierno.
En su carta de renuncia dice (¿o miente?) que el PAP tiene
dirigencia ilegal desde hace 3 años. Pero el PAP ya estaba en la ilegalidad cuando
fue Cornejo fue inscrito como c andidato a la Alcaldía de Lima (¿por dirigentes
cuyo mandato había fenecido?) pues sus dirigentes tenían que ser renovados como
manda la ley 28094 y el Estatuto partidario, en marzo del 2014 al cumplirse
cuatro años en sus cargos, el máximo permitido. Los integrantes del Tribunal
Nacional Electoral de esos días no tocaban ya ni el pito; el tiempo de sus
cargos había expirado.
Preguntas ¿Quién eligió al Tío Bigote como candidato cuando en
mayo del 2014 se anunció oficialmente su postulación? ¿Cómo fue que el Jurado
Nacional de Elecciones le dio pase a tremeda trapisonada? ¿Hubo elecciones
internas?
Después fueron los líos sobre la integración y desintegración
del Tribunal Nacional Electoral del PAP hasta que quedó en manos del alanismo.
Así pues ¿miente en su carta renuncia, el Tío Bigote? Porque las leyes y los
estatutos no son juguete ni broma para nadie. Todos los peruanos debemos
respetarlos.
Otra mentira, blanca tal vez, pero intencional es su declarada
militancia de 36 años en el PAP, desde 1981. Aunque pone de testigo a Luis Alva
Castro. Lo que debiera hacer el Tío Bigote para acreditar su credibilidad es exhibir
el certificado de su inscripción al PAP. Pero el certificado que da el partido
y no los padrones que están en el JNE. Porque todos sabemos que hay Padrones y
padrones. Sólo hay que preguntar al ex Presidente Alejandro Toledo y varios
otros candidatos que saben lo que es falsificar firmas o administrar talleres
de confección de padrones a la medida.
Mal hace el Tío Bigote al maquillar su pasado político que,
felizmente, no lo condena. Sobre todo ahora que, según cuentan algunos que le
secundan, será apoyado por las huestes del ex solidario José Pepe Luna quien usaría
la elección municipal 2017 para medir el caudal de su poder electoral pues
continúa soñando con la Presidencia del Perú en 2021.
Su caballerosa renuncia al PAP hace pensar a sus compañeros que
Enrique Cornejo volverá al redil hayista cuando AGP tenga que dedicarse a
tiempo completo a defenderse de quienes, desde hace más de 30 años, le acusan
de malos, malísimos manejos económicos y políticos y crímenes que tienen mucho
que ver con la violación de los derechos humanos como, por ejemplo, la
ejecución de prisioneros rendidos. Para entonces AGP tal vez ya no recuerde que
Tío Bigote sacó más votos que él en el departamento de Lima y ocupó el quinto
puesto en la carrera electoral del 2016, apabullado por una novata en ligas
mayores como la estupenda Verónika Mendoza.
Salvo mejor parecer.
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