domingo, 19 de marzo de 2017


SE CONSOLIDA GOLPE DE ESTADO DESDE EL CONGRESO


Otro jaque a PPK y sus vice presidentes

El diccionario legal de Guillermo Cabanellas, define el golpe de Estado como usurpación violenta de los poderes públicos, en especial del Ejecutivo, que absorbe la función legislativa y sojuzga la judicial. Entonces, el golpe de Estado deviene violación deliberada de las normas constitucionales de un país que, generalmente, sustituye su gobierno por fuerzas militares. Cuando se produce un golpe de Estado se configura un gobierno títere. O sea un gobierno usurpado y abusado.
En días pasados, el vocero aprofujimontesinista Luis Galarreta, lanzó la amenaza de una eventual profundización del golpe de estado del Congreso que se consolida en el día a día. Amenazó al presidente PPK y le dio dos semanas de plazo para decidir sobre la ejecución de los Juegos Panamericanos y/o la atención a las víctimas de los desastres naturales. Sin embargo, su hermana de bancada, Luz Salgado, desde el núcleo duro del fujimorismo primigenio nacido en la Universidad Agraria, le ha echado agua helada a esta amenaza apelando, justamente, a la adversidad frente a la cual no debe haber tintes políticos. Más claro: ¡Luis, déjate de cojudeces!
Ahora bien, como el Congreso peruano tiene diferente alineación político-partidaria que el Ejecutivo y usa esta fuerza numérica (72 de 120 representantes) para imponer iniciativas y decisiones: se erige beligerante. Entonces es propio decir que se produce un golpe de Estado desde el Congreso que cuenta con la eventual suma de las demás bancadas por conveniencia más que por razones ideo-políticas.
Así, en la plaza Bolívar hace y deshace la fuerza naranja, liderada por el fujimontesinismo cuya actitud, vocación y antecedentes violentan las leyes sin más trámite que la imposición numérica. Por ejemplo, no previene ni combate la corrupción ni el crimen organizado, por ejemplo, pretextando la defensa de la Constitución apañadora del 93.
El Ejecutivo está en manos del Presidente, los dos vicepresidentes y sus ministros, mientras en el Congreso hay una oposición que tiene hasta hoy 72 congresistas que son 60% del total. Mención especial merece la existencia de una sombra sobre la posibilidad de vacancia presidencial y la anulación política de los dos vicepresidentes. Al primero -Martín Vizcarra- por los cuestionamientos a la concesión del aeropuerto de Chinchero (está en vías de interpelación) y a la segunda -Mercedes Araoz- por su vinculación de parentesco con un influyente asesor estatal.
En el espantoso y patético caso que se produzcan las tres vacancias pues no existe impedimento legal ni jurídico de acuerdo al 115 de la Constitución, la llamada a conducir el destino del Perú sería la Presidente del Congreso, Luz Salgado. Y, peor aún, si la vacancia es permanente sólo quedaría la convocatoria a elecciones. Claro, los fujis juegan y apuestan porque creen delirantemente que esas elecciones las ganaría la Lourdes Flores Nano naranja: la inconsolable Keiko Fujimori, candidata permanente quien aún no logra procesar su derrota del año pasado.
Sin embargo, no es sólo la desproporción numérica la que ampara el golpe de Estado desde el Congreso sino, también, su performance, a saber: Recordemos que jaqueó al Ejecutivo durante la presentación inicial del Consejo de ministros en el Congreso mezquinando aprobación a sus planes y propuestas; jugó al gato y ratón con el pedido de facultades legislativas y hechos tan aparentemente simples como el nombramiento de funcionarios y asesores del Ejecutivo entre personas que han tenido y tienen militancia conocida en las filas de lo que se ha dado en llamar el aprofujimontesinismo, por la filiación de sus más connotados representantes. Será por falta de militantes capacitados pero es cierto que el pepekausismo usa mucha moneda falsa que circula entre la tecnocracia y burocracia estatal.
Esta es la situación que lleva al presidente PPK y sus ministros a caminar con pies de plomo en un escenario aparentemente minado donde el nombramiento, felizmente deshecho, del titular de la Oficina de Coordinador Parlamentario de la Contraloría (funcionalmente independiente tanto del Ejecutivo como del Legislativo) recayó en manos de Juan Díaz Dios, un cuestionado militante del keikismo, así como el anuncio de otro nombramiento como asesor del Congreso, de Jose Kamiya Teruya, ex secretario y brazo derecho del reo Alberto Fujimori Fujimori, sentenciado y preso en Diroes. Kamiya Teruya también está sentenciado con prisión suspendida, en apelación, según la defensa que ha hecho el congresista Marco Miyashiro su eventual padrino/promotor. Durante el fujimorato Kamiya Teruya llegó a Palacio de Gobierno de la mano de Santiago Fujimori Fujimori, hermano fallecido de Alberto Kenya.
Estos son algunos de los hechos, sumados a lo ocurrido con la congresista Yeni Vilcatoma, que por unos días perteneció a la bancada naranja donde, prácticamente, iba a comerse los sapos más pestíferos y purulentos de la comisión de fiscalización, cuya presidencia ejercía porque el keikismo y albertismo tienen mayoría.

A estos indicios y otros menores pero abundantes es que se debe la extendida versión de que el keikismo ha dado un golpe de Estado desde el Congreso, bastión desde donde podrá convertirse en la pulga en la oreja de PPK… pero sólo hasta que el malestar político despierte a los jóvenes que con sus redes sociales y movilización permanente impidieron que la heredera de Fujimori llegue a palacio de gobierno. Vale la pena releer a Curzio Malaparte (Tecnica del colpo di stato). Claro: salvo mejor parecer. Y sin contar que Kenji está en la etapa de pre-calentamiento político y… militar.

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