SE
CONSOLIDA GOLPE DE ESTADO DESDE EL CONGRESO
Otro jaque a PPK y
sus vice presidentes
El
diccionario legal de Guillermo Cabanellas, define el golpe de Estado como usurpación violenta de los
poderes públicos, en especial del Ejecutivo, que absorbe la función legislativa
y sojuzga la judicial. Entonces, el golpe de Estado deviene violación
deliberada de las normas constitucionales de un país que, generalmente,
sustituye su gobierno por fuerzas militares. Cuando se produce un golpe de
Estado se configura un gobierno títere. O sea un gobierno usurpado y abusado.
En días
pasados, el vocero aprofujimontesinista Luis Galarreta, lanzó la amenaza de una
eventual profundización del golpe de estado del Congreso que se consolida en el
día a día. Amenazó al presidente PPK y le dio dos semanas de plazo para decidir
sobre la ejecución de los Juegos Panamericanos y/o la atención a las víctimas
de los desastres naturales. Sin embargo, su hermana de bancada, Luz Salgado, desde
el núcleo duro del fujimorismo primigenio nacido en la Universidad Agraria, le
ha echado agua helada a esta amenaza apelando, justamente, a la adversidad
frente a la cual no debe haber tintes políticos. Más claro: ¡Luis, déjate de
cojudeces!
Ahora
bien, como el Congreso peruano tiene diferente alineación político-partidaria
que el Ejecutivo y usa esta fuerza numérica (72 de 120 representantes) para
imponer iniciativas y decisiones: se erige beligerante. Entonces es propio
decir que se produce un golpe de Estado desde el Congreso que cuenta con la eventual
suma de las demás bancadas por conveniencia más que por razones ideo-políticas.
Así, en
la plaza Bolívar hace y deshace la fuerza naranja, liderada por el fujimontesinismo
cuya actitud, vocación y antecedentes violentan las leyes sin más trámite que
la imposición numérica. Por ejemplo, no previene ni combate la corrupción ni el
crimen organizado, por ejemplo, pretextando la defensa de la Constitución
apañadora del 93.
El Ejecutivo
está en manos del Presidente, los dos vicepresidentes y sus ministros, mientras
en el Congreso hay una oposición que tiene hasta hoy 72 congresistas que son
60% del total. Mención especial merece la existencia de una sombra sobre la
posibilidad de vacancia presidencial y la anulación política de los dos
vicepresidentes. Al primero -Martín Vizcarra- por los cuestionamientos a la
concesión del aeropuerto de Chinchero (está en vías de interpelación) y a la
segunda -Mercedes Araoz- por su vinculación de parentesco con un influyente
asesor estatal.
En el
espantoso y patético caso que se produzcan las tres vacancias pues no existe impedimento
legal ni jurídico de acuerdo al 115 de la Constitución, la llamada a conducir
el destino del Perú sería la Presidente del Congreso, Luz Salgado. Y, peor aún,
si la vacancia es permanente sólo quedaría la convocatoria a elecciones. Claro,
los fujis juegan y apuestan porque creen delirantemente que esas elecciones las
ganaría la Lourdes Flores Nano naranja: la inconsolable Keiko Fujimori,
candidata permanente quien aún no logra procesar su derrota del año pasado.
Sin
embargo, no es sólo la desproporción numérica la que ampara el golpe de Estado
desde el Congreso sino, también, su performance, a saber: Recordemos que jaqueó
al Ejecutivo durante la presentación inicial del Consejo de ministros en el
Congreso mezquinando aprobación a sus planes y propuestas; jugó al gato y ratón
con el pedido de facultades legislativas y hechos tan aparentemente simples
como el nombramiento de funcionarios y asesores del Ejecutivo entre personas
que han tenido y tienen militancia conocida en las filas de lo que se ha dado
en llamar el aprofujimontesinismo, por la filiación de sus más connotados
representantes. Será por falta de militantes capacitados pero es cierto que el
pepekausismo usa mucha moneda falsa que circula entre la tecnocracia y
burocracia estatal.
Esta es
la situación que lleva al presidente PPK y sus ministros a caminar con pies de
plomo en un escenario aparentemente minado donde el nombramiento, felizmente
deshecho, del titular de la Oficina de
Coordinador Parlamentario de la Contraloría (funcionalmente independiente tanto del Ejecutivo como del Legislativo)
recayó en manos de Juan Díaz Dios, un cuestionado militante del keikismo, así
como el anuncio de otro nombramiento como asesor del Congreso, de Jose Kamiya
Teruya, ex secretario y brazo derecho del reo Alberto Fujimori Fujimori,
sentenciado y preso en Diroes. Kamiya Teruya también está sentenciado con
prisión suspendida, en apelación, según la defensa que ha hecho el congresista
Marco Miyashiro su eventual padrino/promotor. Durante el fujimorato Kamiya
Teruya llegó a Palacio de Gobierno de la mano de Santiago Fujimori Fujimori,
hermano fallecido de Alberto Kenya.
Estos
son algunos de los hechos, sumados a lo ocurrido con la congresista Yeni
Vilcatoma, que por unos días perteneció a la bancada naranja donde,
prácticamente, iba a comerse los sapos más pestíferos y purulentos de la
comisión de fiscalización, cuya presidencia ejercía porque el keikismo y
albertismo tienen mayoría.
A estos
indicios y otros menores pero abundantes es que se debe la extendida versión de
que el keikismo ha dado un golpe de Estado desde el Congreso, bastión desde
donde podrá convertirse en la pulga en la oreja de PPK… pero sólo hasta que el
malestar político despierte a los jóvenes que con sus redes sociales y
movilización permanente impidieron que la heredera de Fujimori llegue a palacio
de gobierno. Vale la pena releer a Curzio Malaparte (Tecnica del colpo di
stato). Claro: salvo mejor parecer. Y sin contar que Kenji está en la etapa de
pre-calentamiento político y… militar.
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